Tener flota propia
es más trabajo.
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Auto parado es el doble de prejuicio.
- Flota propia inmoviliza tu dinero.
- Gastos con seguro y licencias forman parte de tu presupuesto.
- Reparos o choques pueden
dejarte sin auto por varios días.
- Cuanto más el tiempo pasa, más tu auto se desvaloriza.
- Dificultad en decidir el modelo ideal para tu negocio.
- Después de eso, es posible que tengas que adaptarlo.
- Tú haces el mantenimiento de todo, desde el cambio de los neumáticos hasta la revisión completa.
- Tu seguro cobra extra para ofrecerte un auto extra.
- Eres tú quien resuelve todo.
- Es difícil encontrar soluciones cuando gestionar la flota no es tu principal objetivo.
- Costos imprevisibles.
Cundo no quieres más el auto, lo tienes que vender.
Y por mucho menos de lo que pagaste.